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**Misha Warren** Dom Nov 30, 2014 6:57 pm

Misha se encontraba algo cansada, su día había sido agotador y parecía que nunca terminaría, hacía apenas cinco horas que había salido de la cárcel y su hermano ya había llenado la casilla de su teléfono móvil con miles de mensajes para asegurarse que se encontraba bien. Exhalo un agotador suspiro y se quedo con el celular entre sus manos, quería que su hermano se dejara de preocupar tanto por ella, sabía que su oficio como cazadora no era la seguridad de la vida eterna, pero necesita saber quién era realmente para poder continuar con su vida, agradecía a todos los que le daban cariño en la vida, pero aún le quedaba la duda de porque su madre los había abandonado de aquella manera y sobre todo que sucedería con ella al correr los años.
Noto como la luz de la pantalla de su teléfono móvil se volvía a encender y una leve vibración comenzó a hacerle un cosquilleo en su mano. Dibujo una pequeña sonrisa en su rostro y sin dudarlo un minuto más decidió atender a su hermano mayor. –Derek estoy bien y viva. Agradezco que me hayas sacado de la cárcel, puedo asegurarte que no me meteré en más problemas…- Se quedó un momento en silencio, podía escuchar como la respiración de su hermano la ponía a prueba, aquel sujeto era el mayor de los dos y conocía a su hermana mejor que nadie, después de todo gracias a su empleo en el FBI lograba sacarla de la cárcel cuando se metía en algún inconveniente y la ayudaba a pasar sus pasaportes falsos, no estaba de acuerdo con lo que ella hacía, pero quería protegerla y le daría su apoyo hasta que lograra su objetivo, encontrar a su madre. El silencio se propago por apenas unos segundos, ni siquiera la pelirroja creía en esas palabras y su hermano mayor mucho menos. – Por lo menos no lo haré en el día de hoy.- Dibujo una amplia sonrisa en su rostro y espero que aquellas palabras dejaran tranquilo a su hermano, lo amaba como a nadie en la vida y admiraba su empleo y su capacidad intelectual para resolver cada uno de los casos que se le otorgaban, muchas noches se la pasaban contando sus aventuras y aprendiendo uno del otro en su oficio. –Bien, te esperaré esta noche con la cena. Gracias por lo de hoy. Besos. – Y sin esperar respuesta de su hermano colgó el celular.
Por el momento Misha se tomaría un tiempo para tomar aire fresco en el parque, le gustaba ver a las familias perfectas paseando por aquel hermoso lugar planeando la cena de la noche, la joven siempre había querido una vida así, pero estaba acostumbrada a que a cada uno le tocaba la vida que le correspondía y debía aceptarlo costara lo que costara.
Se quedó unos momentos reposando en aquel banco del parque observando cada centímetro de aquel lugar, aún tenía que pensar que cocinaría esa noche, pero conociendo a su hermano Derek, llegaría entrada la madrugada por lo que bastaría con una rápida comida de microondas, una charla rápida y cada uno a su habitación a dormir, festejando una noche más de vida. En la búsqueda de algo nuevo con su mirada se topó a un par de pasos con un puesto de helados, no sería una mala idea tomar algo rico a esas horas, después de una mala noche en la cárcel se merecía una recompensa con un rico helado de varios sabores. Se paró rápidamente del asiento y se dirigió a la tienda móvil, en su camino pensaría que sabor pediría. –Hola, me gustaría un helado de chocolate suizo, almendrado y dulce de leche con brownie.- En realidad aquella jovencita quería todos los gustos juntos, pero nadie le vendería todo junto, debería realizar varios viajes a la tienda de helados si deseaba probarlos a todos. Tomo el pote de helado entre sus manos y girando sobre sus talones decidió tomarlo en el parque sentada de manera tranquila en algún banco, desafortunadamente en su giro se llevó por delante a alguien haciendo que un poco de helado cayera sobre las prendas de esta persona. –Oh! Lo siento mucho, no fue mi intensión. No presté atención al darme vuelta.- Realmente la jovencita se sentía avergonzada, el parque era enorme y ella se había logrado llevar por delante a una persona que intentaba disfrutar de su día.

**Sam Winchester** Jue Dic 25, 2014 5:17 pm

Me estiré en el asiento del conductor mientras mi Dean me comunicaba que iría a cargar gasolina y comprar algunos víveres. No teníamos ni la menor idea de donde podríamos dirigirnos, simplemente estábamos allí viajando sin saber dónde el destino nos enviaría. El trabajo como cazador era así de imprevisible, un día nos encontrábamos en un sitio y luego en otro, salvando personas y evitando que la policía nos descubriera. Asentí con la cabeza, mientras veía como mi hermano se alejaba en dirección al autoservicio. Me estiré un segundo para prender la radio. Una canción de Kiss se hizo presente y sin pensarlo dos veces, apague la radio, no sentía deseos de nada. Era en aquellos momentos donde me sentía enojado, pero no comprendía muy bien el motivo por el cual me sentía demasiado fastidioso para encontrarle algún tipo de razón. Noté que mi ceño se fruncía y bullía en mi interior una impotencia y una furia que era inexplicable, debía alejarme un segundo de Dean, del Impala y del apellido que realmente me pesaba en aquellos momentos.
Meneé la cabeza y salí del coche, mientras apeaba la puerta. Me giré para ver dónde diablos se encontraba mi hermano, desde mi punto no podía verlo con claridad, suponía que debía de estar eligiendo algún pastel o algo por el estilo. Tomé mi agenda y mi bolígrafo que siempre llevaba conmigo, estaba dispuesto a dejarle una nota diciéndole que me iría a caminar, que necesitaba al menos desconectarme de todo. Empecé a escribir, pero ni siquiera el bolígrafo estaba de mi parte –Diablos- Murmure con fastidio, mientras lanzaba con todas mis fuerzas aquel objeto inservible en aquellos momentos, mi furia iba en aumento.
Impotente, me fui fastidioso y me aleje del coche sin más miramientos.

Caminé sin dirigirme a ningún lugar en particular. Mi enojo poco a poco se iba disipando, de igual manera comenzaba a sentirme incómodo pero no comprendía muy bien el motivo por el cual sentía ese deseo de correr y no regresar nunca más ¿Cuántas veces lo había vivido? Un millón y nada cambiaba, cuando decidí alejarme de papá y mi hermano, el día que me echo de la cabaña, comencé a hacer mi vida, tratando de alejarme de la vida que yo quería olvidar, pero todo regresaba y con el tiempo comprendí que por más que deseara alejarme nunca sería posible, porque el apellido Winchester era demasiado importante y pesaba.
Alcé la vista, y me percaté de que me hallaba en el parque, por lo menos encontraría algo de paz, al menos eso realmente esperaba. Puse mis manos en mi bolsillo y comencé a caminar sin detenerme en ningún asiento, ni siquiera miraba a la gente que iba y venía. Sin darme cuenta comencé a silbar una canción de esas que le gustaban a Dean, me sentía bien y aunque comenzará a hacer un poco de frío estaba relajado.

Iba a seguir mi camino, cuando una chica pelirroja choco contra mi pecho, noté que ella se tiraba para atrás, no sólo noté el frío que recorría mi ropa y parte de mi cuerpo, sino que en su mano llevaba un helado. Alcé las cejas y me miré la camisa, estaba bañado en chocolate y algunas cosas más. Ella comenzó a disculparse por ser tan torpe, de igual manera se podía decir que un poco la culpa también había sido mía por no haber prestado atención. Levanté la mano e hice un ademán con esta –No te preocupes, la culpa también ha sido mía- Examiné mis bolsillos en busca de algún pañuelo que me sirviera para sacarme un poco la mancha de mi camisa, pero no hallé ninguno. Levanté la vista para encontrarme nuevamente con la chica –Dime, ¿No tienes un pañuelo que me ayude a sacarme un poco el chocolate?- Pregunte dedicándole una media sonrisa.

**Misha Warren** Mar Ene 06, 2015 8:32 pm

Realmente aquella jovencita se sentía avergonzada por su mala puntería en donde debía caer el helado. Alzó a penas su mirada y choco sus ojos con un joven alto, de pelo medianamente largo y de unos ojos muy bonitos, los cuales demostraban mucha tranquilidad a pesar de estar repleto de helado de chocolate. Misha no pudo evitar sonrojarse, al mismo tiempo que una pequeña sonrisa se dibujaba en sus labios, no era que le causara gracia aquella circunstancia, al contrario, solo que aquella situación la hacía recordar un capítulo de “los Simpson” donde Lisa rompía el corazón de Ralph en el espectáculo del payaso Krusty. –Realmente lo siento. Pensé que no había nadie y me di el atrevimiento de girar a toda máquina hacia este costado. Lamento mi torpeza. – Comento a gran velocidad en cada una de sus palabras, solía ponerse nerviosa en ocasiones así y sus palabras salían de su boca mucho más rápido de lo que podía llegar a pensar su cerebro. Observo como el joven comenzaba a buscar entre sus bolsillos, seguramente algo para limpiar su camisa sucia, pero no lograría aquel deseo con éxito. Con su mano izquierda desocupada, la jovencita reviso sus bolsillos y saco un pañuelo para ayudar al joven a volver a ser una persona normal. Sin ninguna otra intensión coloco el pañuelo sobre el pecho del joven y comenzó a limpiar aquella mancha de chocolate, a pesar de tener aquella tela sobre su cuerpo, Misha podía notar que debajo de aquellas telas se encontraba un cuerpo bastante marcado y cuidado, por lo que dedujo que aquel joven haría deporte y se cuidaba en las comidas, algo que le parecía interesante y hasta podía asegurarse a ella misma que le parecía demasiado atractivo como para que fuera real. Parpadeo un par de veces para sacar aquellos pensamientos de su cabeza y presto toda su atención en la mancha de su camisa, la cual poco a poco iba tornándose mucho más clara, pero no lograba hacerla desaparecer del todo. –Esto es todo lo que puedo hacer. Si quieres podemos cruzarnos a la lavandería y pagaré el lavado y el secado de la camisa. Realmente lo siento.- Detestaba pasar aquellos momentos tan vergonzosos, nunca había sido la jovencita inteligente que le salían bien las cosas, al contrarío corría con mala suerte y su hermano mayor siempre se lo hacía notar de alguna manera u otra. –Suelo arruinar las cosas, pero nadie quiere llegar a una cita con la camisa toda manchada. Te aseguro que me haré cargo de todos los gastos que tengas con la camisa, es lo menos que puedo hacer después de llevarte por delante como si fueras un gran potus interviniendo en mi camino.- Dibujo una pequeña sonrisa y con un pequeño paso tiro el pañuelo lleno de chocolate en uno de los tachos del parque. – Perdón, no quise decir que fueras una planta, solo… ya sabes… es un decir.- Aunque intentara arreglar las cosas podía notar como cada vez empeoraba las cosas y solo quería que un gran agujero se abriera en la tierra y sin previo aviso se la tragara, ella misma detestaba ser tan torpe frente a los chicos más lindos que podía cruzarse, sabía que aquellos eran sujetos imposibles para ella y solo le quedaba su mundo de ilusión cuando se tomara unas pequeñas vacaciones de la cacería. –Por cierto, me llamo Misha.- Aun con la sonrisa en su rostro, estiro su mano izquierda aun libre y espero poder comenzar a hacer las paces de amistad con ese sujeto. -¿Puedo invitarte con un helado? Prometo que no será de chocolate o si bien quieres puede ser de chocolate y puedes tirarlo en mi blusa, estaremos a mano de aquella manera.- Aquel extraño chico tenía una cara angelical, pero uno nunca sabía cómo podían reaccionar las personas ante una circunstancia como aquella.

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