The song of the devil -O.P-

**Crowley** Vie Abr 03, 2015 12:36 am

Una mueca apareció en el rostro del demonio mientras se bajaba de su lujoso coche negro tan brillante que se reflejaba aquella cara picarona.
-Hazme un favor. Que no entre ningún cazador ¿Quieres esta vez poner más atención? Si vuelvo a arreglar algún otro problemitas de demonios como tú, creo que volveré loco.
Para el demonio de ojos rojos, todos los demonios que llevaban los ojos negros eran tan idiotas como las palomas que ahora sobre volaban el parque desierto.
Caminó mientras se acomodaba su sobre todo negro que lucía acorde con su traje de corte italiano que llevaba orgulloso su cuerpo usurpado.
Entró en la cafetería, donde estaba más que claro que allí no existía ningún humano. Estaba más que claro que ningún ser normal se atrevería a pisar aquel recinto; corrían el riesgo de que en algún momento se acercara un cazador, aunque Crowley estaba más que confiado que ningún tontillo como aquellos se atreverían acercarse a menos que deseara una muerte de lo más horrorosa.
Había que admitir que el demonio no se encontraba de buen humor, sentía deseos de asesinar a alguien y si se trataba de una rubia apestosa que estaba detrás de su nuca soplándole con un aire gélido lo haría sin miedo.
Se sentó y alzó una mano, donde se apareció un cantinero que la naturaleza no había sido generoso para con él. Mostró una mueca de desagrado.
-¿Era el único cuerpo que has podido encontrar? ¡Vamos! Los demonios nos destacamos por tener buen gusto ¿Te lo has llevado a marzo el gusto?
Meneó la cabeza, restándole importancia.
-Lo de siempre y está vez no incluya como regalo un dedo humano. Sabe horrible.
Decidió no prestarle atención a nadie, ni siquiera al cantinero que se marchaba para alcanzarle su licor y se quedó allí pensativo y ofuscado. Tal parecía que alcanzar la Colt le iba a costar más que nada en el mundo. Debía quitársela al demonio de ojos amarillos. Necesitaba seguir al lado de aquel, si realmente su deseo era convertirse en el rey de los demonios.
Sintió una presencia que se le acercaba poco a poco. Una media sonrisa se hizo presente en el rostro de Crowley
-Me estaba preguntando ¿Cuándo será que se presentará frente a mí?
Alzó la vista y allí se encontró con el demonio de ojos rojos que tenía una reputación que a Crowley le llamaba la atención.

**Olivia Parrish** Dom Abr 12, 2015 8:51 pm

El parque estaba desierto. Apenas prestó atención a los alrededores mientras caminaba indiferente. Aún cuando varias ideas habían quedado dando vueltas en su cabeza, su encuentro con Ruby ya era tema pasado. Una duda punzante molestaba a Olivia a cada momento: ¿para qué necesitaba Ruby a esos civiles especiales? Aún con sus habilidades, seguían siendo seres mediocres. Pobremente comparables, por no decir indignos, con la raza que rodeaba a ambas. No podía negar que Ruby tenía ciertas jugadas brillantes pero eran movimientos torpes como esos los que la despistaban y la confundían. Nunca había entendido ese afán de buscar reparo o ayuda en las masas inferiores. En eso se diferenciaban: Olivia aspiraba al poder, siempre. Indiscutiblemente. No había fin que justificara que tuviera que involucrarse con humanos. Después de todo, aún sin recordar sus rostros, estaba muy segura de que sus padres le habían enseñado a no jugar con la comida.

Sólo por diversión, decidió entrar a una cafetería de mala muerte que estaba al paso. No le era imperioso pero si grato embeber sus labios en el suave beso de un Jack Daniels, tal vez, sólo tal vez meterse en la cama de algún perdedor para pasar el rato y luego cortarle el cuello. Se preguntaba cuándo cambiaría su suerte y la respuesta apareció frente a sus ojos en cuanto cruzó la puerta del bar.
¿Era? No podía ser. Justo como lo imaginaba, quizá un poco más bajo pero no por eso con menos presencia. Enfundado en su saco negro y con la barba bastante crecida. Le daba órdenes a un cantinero. Si Olivia hubiese tenido alma, se le hubiese caído a los pies en ese mismo instante. El halo de poder que lo rodeaba dejaba escapar una onda magnética que alejaba a todos a su alrededor. Pero a ella no la alejaba, la atraía.

Había soñado tantas noches con ese momento y no era ni siquiera similar a cómo lo había imaginado. Estaban en un bar de mala muerte, rodeados de humanos y demonios... inferiores. Y él, el Rey, estaba a escasos metros de ella.
Caminó hacia él mientras el aire temblaba y se partía en pedazos ante la melodía sarcástica de su voz.
- Me estaba preguntando ¿Cuándo será que se presentará frente a mí? -
Así que, finalmente, así era. Tal como imaginaba, el día que sus ojos tuviesen el privilegio de ver su rostro sería, nada más y nada menos, el día que él quisiese. Porque así era siempre, todo era parte de un plan. Tejía en un telar gigante donde no dejaba que ningún hilo escapase entre sus dedos. La estaba esperando y ella estaba exactamente donde él quería que estuviese. Todo estaba finamente calculado. Se quedó parada frente a él. Un verdadero Rey tendría buenos modales y la invitaría a sentarse.
- Crowley. - pronunció finalmente. - Por fin nos conocemos. -

The song of the devil -O.P-

The song of the devil -O.P-

Re: The song of the devil -O.P-