001.1 · Pasado {Libre}

**Livila West** Vie Sep 26, 2014 10:50 pm

El pasado es el pasado y prometí que intentaría no recordar, pero no puedo. No puedo no ser débil porque, en el fondo, lo soy.
Era la primera vez que iba al cementerio desde esa noche que no quería recordar. Estaba durmiendo cuando el teléfono sonó, no quise atender pero él insistió. Él. Aquel que, pensaba, era mi compañero de ruta inseparable. ¿Qué quedaba de eso ahora? Nada. Un lugar vacío. Uno más entre los tantos que había en mi vida. Era como una biblioteca con huecos en los estantes, había perdido un montón de libros.

Caminé entre la hilera de tumbas tratando de no leer los nombres de las lápidas. No me impresionaba pero no quería involucrarme. No quería sentir. Entonces la vi.

Natalie Rex
1969 - 2013

Me sorprendí, parecía bien cuidada comparada con las lápidas que la rodeaban. Quizá eso denotaba el paso del tiempo, la diferencia en las fechas...
No leas. No mires alrededor. me repetía.
Me acerqué y me puse en cuclillas para releer el nombre. Ahí estaba mi mamá. Mi mamá estaba muerta. Las lágrimas me nublaron la vista.
- Te extraño, mamá. Nunca quise que nada de esto pasara. Si hubiera podido elegir... El que no esté viniendo aquí no significa que no te ame. Sabes, han sido tiempos difíciles ahora que te has ido. -
¿A quién demonios le estaba hablando? Pasé los dedos entre mi cabello, nerviosa, y bajé la vista. Fue entonces cuando me percaté de que alguien había dejado un ramo de jazmines blancos sobre la tumba. Era imposible que alguien supiera... ¿Quién? Miré alrededor en vano, sólo alcancé a ver al cuidador del cementerio saliendo de un mausoleo. Éramos sólo las nubes grises y yo. Nadie más.

Estiré la mano para tocar el frío mármol de la lápida y pasó... Estaba soleado, era un día muy diferente al de hoy, ni siquiera había viento. Un chico de cabello oscuro y camisa azul se acercó a dejar el ramo de flores y todo se esfumó. ¿Quién era?

**Sam Winchester** Dom Sep 28, 2014 12:44 am

¿Cómo explicar? Difícil…muy difícil. Era extraño estar en esta situación un poco incómoda. No era la primera vez que estaba en un cementerio, se podría decir que desde que tenía uso de razón que los cementerios se habían convertido en aventuras o en un hogar, porque vamos al caso que Dean y yo hemos vivido mucho más tiempo aquí entre los muertos, que en hogares.
Cada vez que se me venía a la mente “hogar” no encontraba una palabra adecuada para eso, debido a que los moteles no se podían llamar “casa”. Pasábamos, quizá un día o dos encerrados allí para luego partir a un nuevo destino, nuevos amigos y empezar desde cero. Recordaba un sitio al que por primera vez había podido llamar “Hogar” y era el lugar donde había comenzado algo con Jessica. Nunca pensaba en marcharme y mucho menos escaparme como solía hacer cuando vivía con nuestro padre. Hasta que sucedió el fatídico día. A pesar de que han pasado muchos años, aún seguía latente el dolor que sentía cada vez que se aparecía en mi cabeza Jess, era como una herida que no estaba cerrada, una parte de la historia no cuadraba y me hacía ruido.
Caminé por el sendero que estaba provisto de pasto, el sol se estaba poniendo y en cualquier momento caería la noche. Como un cobarde que era, le había dejado una nota a Dean sin mencionarle muy bien el sitio a donde había ido. Recordé que muchos años atrás, después de luchar contra una mujer “Zombie” prometimos que nunca regresaríamos a la tumba de mamá, porque de ella, allí no había nada, más que el recuerdo de un tío que decidió hacerle una tumba. De Mary no quedaba más que un vago recuerdo, al menos para mí, una sola foto que se fue junto con Jess.
Me latía con fuerza el corazón ¿Por qué regresaba allí? No entendía muy bien el fin con el que iba pero algo me impulsaba a hacerlo, realmente agradecía que allí no se encontrara Jess…
Caminé sin fijarme si por allí se encontraba alguien, sinceramente no me importaba demasiado, ya que no tenía ningún interés de hacer amistades y mucho menos en un sitio como aquel. Me encontraba abrumado y quizá de muy mal humor. Desde la discusión con Dean y tras aferrarme nuevamente a él, mi humor era algo volátil.
Una parte de mí quería llegar a la tumba de mamá, pero por el otro lado no quería hacerlo, ¿A quién le iba a llorar? A nadie porque sabía mejor que nadie que de mamá sólo era ceniza. Mis pies se detuvieron ante una tumba vieja y llena de hojas, desde que nos marchamos años atrás, nunca me puse en contacto con mi tío, quizá a estas alturas ya estuviera muerto. Mis ojos captaron rápidamente las palabras “Mary Campbell Winchester, Amada hija, sobrina, esposa y madre” Pero allí no se reflejaba lo que supuestamente había sido mi madre. A pesar de que yo no tuviera ningún recuerdo, sabía que esas palabras sí que eran vagas.
Suspire y me agache. Inmediatamente empecé a sacar las hojas verdes que comenzaban a abrazar toda la lápida. Así como algo de moho y tierra –Hola mamá- Dije sin pensarlo dos veces ¿Qué clase de cazador le hablaba a una tumba vacía? Quizá después de todo me faltaba mucho para llevar ese título –Hemos regresado, quizá por un caso, pero no he podido dejar de pasar por aquí, aunque sabemos que tu cuerpo no se encuentra en este cajón…- Y me detuve, sonaba estúpido. Dejé de hacer lo que estaba haciendo y me levante enseguida. No estaba haciendo lo correcto, era más…me sentía un completo idiota. Estaba dispuesto a marcharme cuando escuché un ruido.
Rápidamente me giré y visualicé a unos pocos metros de donde me encontraba yo, se encontraba alguien a quien conocía -¿Livila?- Me pregunte mientras fruncía levemente el ceño.
Me aleje, caminando en su dirección –Que sorpresa y que extraño reencontrarnos aquí- ¿Quién podía encontrarse en un cementerio? Y ahora que me lo ponía a pensar -¿Qué haces aquí?- Dirigí mi mirada a la lápida que tenía reposadas unas bonitas flores blancas y descubrí el nombre de una mujer. Volví a mirarla, me sentía un estúpido, tal parecía que aquel era el día para sentirme de esa manera. De inmediato s eme fue la voz ¿Qué iba a decirle? Me aclaré la garganta y puse una mano sobre su hombro –Lo lamento- Y fue todo. Una frase realmente trillada e idiota –Si te invito una cerveza ¿Perdonarás a este estúpido?- De todas formas sentí que algo había algo extraño -¿Sucede algo?- Mire para todos lados, tratando de encontrar a alguien que ella estaba buscando pero ¿Quién?

**Livila West** Dom Sep 28, 2014 10:10 am

Miré alrededor confundida. No teníamos más familia. ¿Quién más podría conocer a mi mamá? Habíamos vivido muy poco tiempo aquí antes de que enfermase y no éramos precisamente del tipo de personas que le gustaban hacer sociales en el supermercado.
- ¿Livila? -
Giré al oír mi nombre. Reconocería ese cabello donde quiera que fuese: Sam. Sonreí ligeramente, era bueno ver una cara conocida que no quería apuñalarme, después de tanto tiempo. Un año, para ser exactos. No había cambiado mucho en un año pero podía percibir a su alrededor que, si bien el cambio no era físico, había algo diferente dentro de él. Me preguntaba si tenía que ver con Dean.
- Es bueno verte de vuelta, Sam. -

Me preguntó, inútilmente, qué estaba haciendo allí. No se me ocurrían muchas actividades que alguien pudiese llevar a cabo en un cementerio. Y, dado que no era de noche, no traía una pala y no era una cazadora, era obvio que no había venido a profanar ninguna tumba. Sólo estaba visitando a alguien, justo como hace la gente normal.
- Han pasado muchas cosas desde la última vez que nos vimos. -
Recordé esa fatídica mañana en la que Noah casi me había matado, de no ser por los Winchester que siempre sabían aparecer en el momento justo.
- Mi madre murió hace un año y yo... bueno, sigo en el mismo lugar de siempre. -

– Si te invito una cerveza ¿Perdonarás a este estúpido? -
- No te disculpes. Está bien - contesté, poniendo mi mano sobre la de él y dándole un apretón suave.
Obvié preguntar qué hacía él allí. Estaba solo y eso me daba serias sospechas de que no estaba trabajando en ningún caso. Traté de leer la lápida donde había estado parado unos segundos antes pero estaba muy lejos.
- ¿Sucede algo? -
Incluso cuando no me gustaba hablar abiertamente sobre mi habilidad, siempre había sentido cierta comodidad con Sam. No sabía por qué, era la persona más ordinaria y común que conocía pero tenía algo que me daba la seguridad de que me entendía y que no me veía como una rarita. Aún así, el silencio siempre era mi primera opción.
- Creí ver a alguien pero... me debo haber confundido. - me agaché para recoger las flores.
Apenas las toqué volví a ver los retazos azules de la camisa del sujeto, pero no su rostro, sólo su cabello oscuro con algunas canas. Y desapareció, como la primera vez.
Volví mi mirada a Sam.

- Es bueno verte de nuevo. - repetí.
No te imaginas cuanto.

**Sam Winchester** Dom Sep 28, 2014 8:31 pm

Realice una leve mueca. Había algo que debía admitir y eso era lo malo que era para decir algo que saliera de mi corazón. Era cierto que sentía la pérdida de la madre de Livila, ya que tiempo atrás ella la cuidaba y si mal no lo recuerdo, ella trabajaba para pagar la costosa factura del hospital. También era cantado que en cualquier momento esto sucedería pero ¿Por qué en un momento en el cual su hija no se encontraba cerca de ella? A veces el destino o Dios era bastante malvado con lo que nos deparaba. Me rasqué la nuca y asentí con la cabeza –Quizá es mejor que ya no esté aquí, si es horrible, pero estar en este mundo donde todo está patas para arriba no es vida para nadie- Ni siquiera para mí, que comenzaba a echarme para atrás con la tonta idea de ir a descubrir en donde diablos estaba la maldita Colt y nuevamente se me venía a la mente, eso de que mi padre, sin decirnos nada, no sólo vendió su alma si no que además le regalo el único objeto que puede acabar con toda la maldad del mundo -¿Cómo has estado este tiempo?- Mucho tiempo, demasiado. Su aspecto no había cambiado demasiado, pero se notaba que su mirada era mucho más madura y quizá algo triste. Convertirse en algo como nosotros, los cazadores o relacionados con seres oscuros te convertían también en una sombra, esperaba que Livila no empezara a convertirse en eso que no se lo deseaba a nadie.

No me gustaba su silencio, porque algo me estaba ocultado, de todas formas no iba a presionarla para que me dijera algo, dejaría que ella misma se abriera conmigo. De todas formas no iba a pedir igualdad, yo mismo ocultaba muchas cosas con personas que no conocían abiertamente a que nos dedicábamos mi hermano y yo. Estaba claro que Livila sabía a qué nos dedicábamos, era más que obvio que no teníamos un trabajo normal, pero no quería comentarle todavía el verdadero motivo -¿A quién buscas?- Pregunte abiertamente, mientras fruncía el ceño buscando también a la persona que ella escudriñaba moviendo la cabeza. Tal parecía que estábamos solo ella y yo, a menos que hubiera algún fantasma que yo no podía ver -¿Dónde lo viste?- Pregunte, no recordaba haberme topado con nadie cuando decidí entrar al cementerio, a menos que estuviera escondido por allí, no me sorprendía.

-Te dejaré para que te despidas de tu madre – Le sonreí amablemente y apreté su hombro, mientras me separaba unos cuantos metros para que Liv se pudiera despedir apropiadamente de su mamá, luego la llenaría a preguntas. Me quedé pensativo mientras miraba a la rubia. Yo que había ido al cementerio para hablar con un montón de tierra, sabiendo que el cuerpo de mi madre no se encontraba allí, la miraba a ella quién se podía despedir de un montículo de tierra. Debía admitir que algo la envidaba, podía tener recuerdos de una mamá que ha pasado gran parte de su vida, mientras que yo solamente podía recordar una fotografía que no me decía absolutamente nada, mientras que Dean no ha querido soltar palabra alguna, yo también deseaba tener aunque sea el olor a su perfume…vaya nostálgico. Clavé la mirada en una sombra que desaparecía a lo lejos ¿Era eso lo que estaba viendo? Fruncí el ceño y me quedo quieto, tenía la oportunidad de seguirlo hasta la salida y averiguar de quién se trataba, pero no deseaba dejarla sola –Prefiero quedarme aquí- Murmuré mientras le quitaba la mirada de encima.

**Livila West** Dom Sep 28, 2014 9:25 pm

Alcé las cejas suavemente. Sam tenía razón era mejor que mamá no estuviese aquí. ¿Cómo sería mi extraña vida huyendo de seres sobrenaturales si mamá estuviese sana y salva esperándome en casa al final de cada día? Sería horriblemente peligroso. Ni siquiera podía protegerme a mí misma. De ninguna manera podría mantenerla fuera de esto y cuidar de ella. Asentí con la cabeza.
- No ha cambiado mucho. Quizá atraiga la mala suerte si lo digo en voz alta pero... todo ha estado inusualmente tranquilo. -
Sam insistió en saber a quién había visto. ¿Debería decirle la verdad? Una seguidilla de pensamientos fatalistas me derritió el cerebro. No quería que Sam me tratase diferente. De por sí ambos, él y su hermano, ya pensaban que era un imán para atraer los problemas. ¿Cambiarían las cosas si Sam descubría quién era realmente? Debí quedarme en silencio, sumida en mis pensamientos, más de la cuenta porque Sam me apretó el hombro y decidió darme un poco de espacio y privacidad. No sentía lástima por él pero me daba cierta intriga conocer más sobre su vida. Era una de las primeras personas qué había conocido en la ciudad y siempre había denotado cierto misterio a su alrededor. Tenía una mirada muy especial que parecía llena de secretos y, aún así, parecía estar algo inquieto con eso; como si estuviese debatiéndose entre confiar en alguien o llevarse sus secretos con él, para siempre.

La curiosidad volvió a mí cuando recordé que aún estaba sosteniendo el ramo de flores. ¿Quién había traído jazmines blancos a la tumba de mi madre? No tenía otros parientes vivos, al menos no que yo supiera, no le había conocido amigos mientras habíamos vivido aquí.
Cabello oscuro, con algunas canas. Camisa azul. ¿Quién eres?
Volví mi mirada hacia el costado y observé a Sam con la mirada ida hacia alguna parte. Me acerqué lo suficiente, esperando no invadir terreno personal, hasta que pude leer la inscripción que había en la lápida que Sam había estado viendo.
Mary Campbell Winchester

Una pesa gigante cayó en mi estómago. Recordaba haber hecho alusión a su madre en una conversación que había tenido con Dean. Ahora entendía por qué había cambiado repentinamente su humor esa tarde. Si hubiera sabido...
– Prefiero quedarme aquí. - esbozó Sam, cambiando de parecer.
Observé a la distancia qué era lo que estaba mirando pero el sol, que comenzaba a asomarse, me encandiló y no llegué a divisar nada. Sólo podía ver que Sam lucía triste, no es que muchos lucieran alegres en un lugar tan lúgubre, y sospechaba que su visita no había sido algo planeado. Separé a la mitad el ramo de jazmines blancos que traía en las manos y me acerqué. Apreté amistosamente su brazo y le extendí algunas flores.
- Ten. Para Mary. - fruncí un poco los labios. - Apuesto a que también le gustaría que sonrieras un poco más. -
¿Sabría acaso su familia que era lo que Sam y Dean hacían? ¿O su profesión era una secreto? ¿Si esa era su madre, quién era su padre? ¿Qué le había pasado a Mary? Cuántas preguntas, Livila. Qué pocas respuestas.

**Sam Winchester** Dom Sep 28, 2014 11:15 pm

“Todo está inusualmente tranquilo” si, realmente lo estaba y me sorprendía que fuera de esa manera. Era más que obvio que en cualquier momento estallaría una bomba y no sólo se abriría un hueco donde miles y miles de demonios caminarían por la tierra como si fuera propia, si no que los seres humanos, que no tenían ningún contacto con seres sobrenaturales, correrían más peligro que nosotros, los cazadores o seres especiales como lo era Livila –Aunque lo mantuvieras en tu cabeza, es la verdad. Están todos resguardados- No quería mencionar allí, en el medio de la nada, que en cualquier momento se formaría una guerra demoníaca, donde todos éramos los peones que se movían dependiendo del demonio de turno –Presiento que en cualquier momento tendremos que estar mucho más atentos. Y sobre todo gente como tú y como yo- No quería decirle “Gente con poderes como nosotros” Quizá decirle de esa manera sonaría racista. Ni siquiera con mi hermano me sentía cómodo hablando de mis dones demoníacos, todavía creía que yo era el raro. Lo que me sorprendía era que todavía no se volvieran mucho más frecuentes como creía. Esperaba que aun quedaran dormidos ahí donde quisiera que estuvieran.

Hubo un silencio, supuse que Livila estaba despidiéndose de su madre como era debido. No sabía que había pasado estos años, si sostuvo la mano de su madre mientras está se dormía poco a poco o si ella trataba de tranquilizarla para que fuera a otro mundo desconocido más allá de la vida ¿Qué habrá más allá? Un misterio para gente que aún seguía viva. Y de pronto recordé que jamás estuve en la muerte de mamá, estaba pero no…es extraño, no recordar absolutamente nada, ni siquiera que por mi culpa ella había muerto. Pase saliva, nunca le mencioné a Dean que me sentía culpable por la muerte de mamá ¿Por qué había sido el elegido para Azazel? ¿Qué tenía yo que mi hermano no poseía? Deje escapar un suspiro, tantas culpas y tristezas en una sola cabeza…era para estallar.
Cuando volví la vista, después de irme al pasado, me encontré con la rubia entregándome unas flores blancas. Me quedé estupefacto -¿Cómo…?- No termine de formular la pregunta, descubrí que no podía cubrir todos mis secretos y no me avergonzaba que Livila supiera que estaba visitando la tumba vacía de mi madre –Gracias por las flores, pero mi madre en realidad no está aquí- Le dedique una leve sonrisa –Mamá murió cuando era muy pequeño y no quedo nada de ella- Hubiera preferido utilizar otra palabra “Y no quedo nada de ella” sonaba frío y desalmado –Mi tío se empeñó en realizarle una lápida para que descansará en paz la paloma que está sobre está- Me encogí de hombros, no entendía muy bien el motivo por el cual aquel hombre se empeñó en crear algo realmente estúpido como esto.

-¿No las has traído para tu madre?- Le pregunte mientras sostenía las flores, me sentía más bien como Miss Universo que otra cosa, y ya comenzaba a sentirme un poco incómodo –Creo que hay mucho para hablar. Me gustaría saber que has estado haciendo este año. Te hemos perdido el rastro por completo- La dedique una leve sonrisa. Ya no tenía nada que ocultar, gran parte de mi vida estaba basada en mentiras ¿Más mentiras iba a crear? No, Livila sabía mucho de nosotros ¿Por qué seguir ocultando cosas? Le tenía confianza, pero no deseaba que ella se metiera en más problemas de los que ya atraía -¿Te has metido en problemas?- Pregunte, parecía un tío que trataba de descubrir las travesuras de su querida sobrina.

**Livila West** Lun Sep 29, 2014 10:34 am

La frase de Sam hacía eco en mi cabeza. ¿Gente como tú y yo? No veía qué podía tener en común con un sujeto como él. Aunque había fantaseado con poder defenderme sola algún día, no llegaba ni a los tobillos de un cazador. ¿Se refería a que ambos éramos conscientes de aquello que verdaderamente nos rodeaba? Sabía una cosa o dos sobre demonios y otras criaturas pero, aún así, seguía sin verme nada en común con él.
Estaba acostumbrada, no por eso menos reacia, a que mi vida estuviera rodeada de peligros. Ya me había topado con demonios, hombres lobos y alguna que otra rareza genética rondando por las calles de la ciudad. Trabajaba en una cafetería que era lugar de reunión común para cazadores y otras alimañas. Claramente, lo menos que podía pedir era que mi vida fuera la de alguien común y ordinario.

Sam se mostró claramente sorprendido ante mi gesto.
Lo sabía. Sabía que no tenía que hacer ninguna estupidez.
Cuando mi verdadera naturaleza altruista me llevaba a ser generosa tenía ganas de taparme la boca con un pedazo de cinta gigante y atarme las manos...
– Gracias por las flores, pero mi madre en realidad no está aquí. -
Así que Mary no estaba ahí. Eso era como una especie de... memorial. ¿Por qué no estaba ahí? Se me ocurrían un millón de preguntas que sería claramente grosero reflotar en una conversación con alguien a quien no veía hacía tanto tiempo.
Fruncí ligeramente los labios. No quería compadecerme de Sam pero... si que se veía completamente diferente a su hermano Dean. Diferente en un buen sentido. Con sentimientos. Más... humano.

- ¿No las has traído para tu madre? -
Negué con la cabeza. ¿Debía contar la historia completa estando en un lugar donde estábamos tan expuestos?
- Es complicado. -
Si convenía en algo con Sam: había mucho de que hablar. Muchos, como él, me habían perdido el rastro porque eso era lo que había estado haciendo; había tratado de perderme y parecer una más. Había sido un año tranquilo y eso me preocupaba. Era como la calma traicionera que antecedía a la peor de las tormentas.
Sonreí de lado ante su última pregunta.
-Te juro que no. No más desafortunados incidentes. Me pregunto por cuánto tiempo más. -

El chico de cabellos oscuros volvió a nublar mi visión, dejó ver sus ojos color miel y luego se esfumó. Parpadeé para alejar la imagen de mis retinas.
- Sabes, no todos podemos elegir qué queremos que ver pero... no hablemos aquí. - miré alrededor, comprobé que estábamos solos (o al menos eso pensaba yo...) - ¿Qué me dices de esa cerveza? -

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