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001- Un parque de "Diversiones" -Ilona Draculea-

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Mensaje  Castiel Sáb Ene 03, 2015 10:02 pm

Hay cosas de las que Castiel nunca entendió ni entenderá, ese tipo de cosas que escapan a la simple lógica de que la supervivencia y las condiciones mejoradas, los logros y las emociones controladas, son lo único que necesitan los seres humanos para vivir confortablemente; luego de las innecesarias ironías hasta las sátiras humorísticas, pasando por el doble sentido de algunas referencias se encontraba aquello; el “Parque de diversiones”.

Gente gritando de susto y alegría, cosas dulces y un cierto olor a frituras rancias y transpiración, un lugar abierto donde la diversión no se detiene con una simple lluvia, y donde la gente se acomoda unas contra otras como si de hormigas en su casa se tratara. Calor humano, y constantes empujones de niños quecorretean levantando la voz y proclamando su emoción por ese lugar, un despliegue de empalagosa diversión para toda la familia en un envase de dudosa procedencia. “¿Por qué les gustara?”, pensó, mientras veía a una familia adentrarse en la puestas de un lugar llamado “Casa del Terror” al parecer, una de las atracciones más solicitadas, claro está, después de la famosa “Montaña Rusa”, que, peculiarmente, a simple vista no notaba el porqué del nombre, ya que en Rusia las montañas no eran tan entreveradas como parecía ser aquel artefacto de diversión.

Camino detrás de la familia cuando un brazo rebusco de un velludo y formidable señor le cortó el paso. –Hey amigo, no puedes pasar, haz la fila como el resto.- Dijo señalando de manera tosca con el mentón detrás del ángel, haciéndole notar que había una multitud de personas esperando por entrar con pequeños boletos naranjas en sus manos, y con rostros que se mesclaban entre la ansiedad por entrar y el enojo por aquel “intento” de colarse que sin querer había hecho. Cass miró al guardia sin decir una palabra para luego percatarse de que él también traía en su mano unos boletos naranjas, que  probablemente haya recogido de las anteriores personas. Pronto se dio cuenta que aquellos eran importantes para entrar, y antes de hacer la fila debía tenerlos  – ¿Dónde puedo conseguir estos papeles naranjas?-  El guardia observo su mano como un tanto interrogante y volvió a él. – ¿Te refieres a los boletos?- Cass asintió. –Se compran en la boletería de la entrada en el segundo puesto.-
-¿Con dinero?- Pregunto instantáneamente. –Claro…- El guardia ya un tanto confundido con el accionar del hombre de la gabardina marrón, observó alrededor por si no se trataba de una broma, o de alguna de aquellas cámaras ocultas, tontas y sin sentido que jóvenes grababan prácticamente día por medio por esos lados. –Gracias por la información hombre, siga con su trabajo de mantener el orden.- Musitó el ángel antes de marcharse hacia donde se le había señalado. Un -No hay de que…?- un tanto perdido y confuso se escuchó a lo lejos, parecía que el dueño de la atracción se había quedado un tanto intrigado con el comportamiento que acababa de ver, pero restándole importancia y con un simple encogimiento de hombros dio paso a los próximos en la fila.

No recordaba que había un camino tan largo entre la entrada y aquella atracción, pero claro, era de esperarse ya que había llegado hasta ese lugar en un simple abrir y cerrar de ojos, era un milagro que nadie lo haya visto aparecer como si nada, o por lo menos si lo habían visto, no habían hecho espamento del suceso, al menos eso parecía, en la tierra nada era totalmente seguro.
-¿Cómo pudiste subir ahí? Yo estaría temblando de miedo.–Dijo una chica de cabello rojizo y ondulado que caminaba junto con quien parecía ser su novio o uno de sus amigos, eran muy diferentes para ser hermanos o parientes.- Na… Esa montaña es única, ¡Jugaría que pude ver a Dios en cuando llegue a la cima!–Al escuchar esas últimas palabras Castiel se detuvo en seco y decidió seguir la conversación para oír mas, aquello tan insignificante podría ser la clave… si bien estaba en la tierra para proteger a los humanos, su misión original era encontrar a su padre, y por fin una “pista” se había topado en su camino. Apretó los labios y volvió a mirar al frente, la boletería estaba a solo  unos cuantos pasos más, metió su mano en el bolsillo y tanteo algunos billetes arrugados que había encontrado andando por las plazas y calles durante el tiempo que bajó rogando que sea suficiente para poder subirse a esa  “Montaña Rusa”
Al llegar, y con la suerte de que no hubiese fila saco de su bolsillo la mota de billetes arrugados y observo a la mujer que atendía atentamente – Deme uno de esos papeles naranjas para subir a la atracción de la Montaña Rusa- la mujer lo quedo observando mirando el monto de billetes y luego sus ojos grises arqueando una ceja. –Por favor.- Añadió en forma de gentileza y la mujer asintió con un suspiro sacando unos boletos pero de color violeta. –Escuche, violetas son para la montaña, y los naranjas para la casa del miedo… - Castiel meditó unos momentos antes de seguir –Deme violetas…. Y uno naranja también…-  Ella le entrego dos de cada uno porque “era para lo que le alcanzaba” y tomándolos sin pedir de vuelta el cambio, desapareció para reaparecer justo al final de la fila para el juego era bastante así que simplemente se quedó en el lugar avanzando un paso cada que todos los de adelante al unísono lo hacían.

Luego de un tiempo y ya estando a menos de 5 personas de subir algo extraño pasó, quizás la distracción de ese lugar lleno de luces y colores estridentes, o el afán por encontrar a Dios, lo distrajeron de algo que en ese momento era crucial, sentía la presencia de demonios; o varios, o uno muy poderoso; no podía saberlo, el tumulto de gente interfería con eso, entrecerró los ojos y miro hacia ambos lados alarmado, esperando ver algún disturbio que lo localizara, pero todo era calmo lo cual lo hacía mucho más preocupante. Castiel era firme creyendo de que luego de la paz venia la tormenta.


Última edición por Castiel el Dom Ene 04, 2015 9:10 pm, editado 1 vez
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Mensaje  Ilona Draculea Dom Ene 04, 2015 12:28 am

-Vamos Mircea, un poco al aire libre te sentará bastante bien- Las palabras brotaron de la boca de la rumana, mientras tiraba el brazo de su hermano para levantarlo de la cama en la cual se encontraba acostado desde el día anterior. Mejor que nadie, su pequeña hermana, estaba al tanto de que su condición no mejoraba y que la muerte rondaba tan cerca que le acariciaba con cautela la nuca. Se negaba a dejarlo partir, se aferraba al simple hecho de que alguna solución se podría encontrar, que Mircea no moriría.
“¿Y si me muero?” Fue la pregunta que más le aterró escuchar de los labios pálidos de un moribundo. No contesto, no quería que él notara su temor. El miedo a la incertidumbre, el terror de que Mircea no estuviera recuperado como se había prometido pero también la mataba por dentro su egoísmo. No quería regresar a Rumania, no deseaba que se la volviera a señalar con el dedo y escuchar los murmullos de que aquella chica pálida con el cabello rizado era la heredera de un castillo en ruinas y que portaba el apellido de un príncipe sanguinario que Stoker había decidido destruir convirtiéndolo en un vampiro chupa sangre. Admitía que gracias a ese mito estúpido, atraía a muchos turistas a Valaquia y a Buscarest, donde residía actualmente con su familia, sin embargo los rumores de que los Draculea eran una familia muy peculiar y que incluso portaban una maldición que llevaba consigo muchos años atrás.
El parecido que llevaba consigo Mircea con el príncipe era terrible, sus ojos grandes y verdes y sus cejas tupidas oscuras como su cabello rizado y largo hasta los hombros. Era tan parecido a aquel sujeto de los cuadros que muchos se detenían a mirarlo con sorpresa, lo que molestaba enormemente al joven. Ilona incluso se parecía mucho a una de las tantas mujeres que había tenido el príncipe y del cual se corría el rumor de que fue la única que robó su corazón.

Pero un motivo fuerte que le impedía regresar a Rumania era que en los Estados Unidos, por primera vez en su vida, había hecho amigos. Nadie conocía la historia del príncipe, e incluso no le importaba a la gente que ella mencionaba su apellido, se sentía una más del montón aunque tuviera que lidiar con su lucha interna y con su don: el de poder ver a los fantasmas y entablar una escasa conversación con ellos. Tenía que comenzar a decidir: ¿Qué hacer? Una parte de ella le decía que Mircea debía morir con sus seres queridos, que regresará a Rumania y que luego retornara a los Estados Unidos para continuar con una vida que dejo pausada. Pero por el otro temía que la gente que tanto quería la terminará por olvidar.
Recordó las palabras de Ruby ¿Y si le pedía a Hyden que lo salvara a Mircea? Y cada vez que surgía aquella pregunta en su cabeza, se reprimía. No podía pedirle una cosa semejante a su mejor amigo, se negaba a hacerlo y más sabiendo de que este odiaba usar su poder. Más sabiendo de que este odiaba usar su poder. Y de pronto pujaba en su cabeza una idea que Ruby le había implementado; Ilona no era tan buena como aparentaba, su egoísmo la llevo hasta allí, a un sitio que incluso su hermano no estaba de acuerdo. Una maldad dentro de ella comenzaba a nacer y eso le aterraba más, estaba a punto de perderlo todo para conservar eso que tanto quería. Necesitaba calmarse y pensar cuidadosamente las cosas.

Después de una larga lucha, su hermano se negó rotundamente a acompañarla, pero la alentó para que al menos ella pudiera alejarse de aquel sitio con olor a muerte.  Sintió remordimiento y comentó que no iría sin él, pero sin embargo traería algo delicioso para compartir juntos. Notó una sonrisa leve en el rostro de Mircea y por un segundo sintió que una esperanza debía existir, una solución, aunque fuera pequeña, tenía que encontrar.
-Ya regreso- Comentó la joven mientras acariciaba el lomo de su gato negro y se marchaba sin más de aquel departamento, llevando un vestidito al estilo victoriano de color crema y unos zapatos negros con lazos atados en su tobillo. Cualquiera que  se fijase en ella, podría ver una muñeca inglesa caminando por las calles.

Con los víveres en su mano y un pan en su boca, caminó distraídamente por la calle. Mientras observaba los enormes carteles que proclamaban la abertura de un parque de diversiones a menos de diez cuadras de donde residían los Draculea, sin embargo aquel no sería el día oportuno para enfrentarse a la montaña rusa –Le diré a Hyde que me acompañe- Comentó masticando un poco de su pan y esperando a que la luz le diera el paso a ella y cruzar la calle. Inmediatamente algo llamo poderosamente la atención. Una nena que la observaba desde la esquina, no le quitaba los ojos de encima. Ilona alzó la mano y la saludo cortésmente, sin embargo, la pequeña no devolvió el gesto.
La luz se puso en rojo, indicándole que era el peatón quién debía cruzar la calle, esos escasos minutos que Ilona apartó la vista de la pequeña, bastaron para que ella desapareciera en el aire –Que extraño ¿Dónde se habrá ido?- Pregunto mientras guardaba lo que quedaba de pan en la bolsa y se disponía a cruzar. Algo le impedía el paso, la pequeña se encontraba parada frente a ella, y estaba vez la miraba directamente -¿te encuentras bien?- Pregunto la rumana frunciendo levemente el ceño y levantando su mano para tocarle el cabello. Un vahó se desprendió de los labios semi abiertos de Ilona, comprendiendo así que la niña no era otra cosa que un fantasma. La pequeña saltó sobre la rumana y una negrura la envolvió. La joven rumana había dejado de ser ella, para convertirse en aquella criatura que tomaba el control de su cuerpo.

Caminó lento pero seguro, hasta dar con la puerta del parque de diversiones, sin más sacó el dinero para pagar la entrada y continuo el camino hacia el tumulto de gente alegre que caminaba por allí con sus globos, y sus algodones de azúcar. La pequeña  buscaba a alguien pero no sabía a quién. Siguió su camino hasta que se topó con un hombre que paso distraídamente por su lado, alguien que no pertenecía a la tierra por más que llevara el cuerpo humano como lo hacía la niña. Quizá podía ayudarla. Y sin pensarlo dos veces lo siguió muy de cerca hasta que notó que su afán por parecer humano, compraba dos boletos de una atracción que probablemente no tendría ni idea de que trataba. Parpadeó y descubrió que el hombre no estaba más comprando el boleto -¿Dónde te has ido?- Pregunto para sí evitando las lágrimas, se estaba esfumando la oportunidad de encontrar ayuda. Circuló entre los transeúntes, como una niña perdida en busca de su padre y a lo lejos divisó aquel ser, la oscuridad misma que la perseguía, que la deseaba y que la perseguía -¿Dónde te has metido?- Pregunto caminando más deprisa, tratando de alejarse de esa oscuridad y aura maligna que poseía todo cuerpo que tocaba ¿Por qué se empeñaban en aferrarse a ella? Quizá porque era la única que mantenía oculto un objeto tan poderoso. Se topó con la enorme fila para la montaña rusa y una presencia llamativa provoco alegría en el interior. Allí, sobresaltando del resto se encontraba el hombre con la gabardina marrón. Inmediatamente se acercó a él y se aferró a la manga de la prenda tan característica –Necesito ayuda- Comentó mientras fruncía levemente el ceño y fijaba la vista hacia la casa del terror, allí donde la figura la esperaba.
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Mensaje  Castiel Dom Ene 04, 2015 9:03 pm

Algo chocó con su brazo interrumpiendo abruptamente la mirada alerta que mantenía por la o las presencias que estaba sintiendo una cerca del lugar, Castiel bajo la mirada ladeando cabeza ante la primera impresión de confusión, para luego entender que no era lo que parecía, en el mundo sobrenatural nada lo era, aquella humana  no era más que una “Medium”; humanos con el don de comunicarse con los espíritus; y no era ella misma quien hablaba, sino una niña, el fantasma de una niña que había quedado atrapada en la tierra por alguna razón y el motivo de su temor era lo que estaba perturbando la paz en el parque, la presencia de algo más, proveniente de “La casa del miedo”. Levantó la cabeza hacia donde señalaba entrecerrando los ojos y apretando los labios, algo no andaba bien, y como ángel era su deber ayudar a esa alma en pena a ir a donde deberían ir todos los niños que mueren, al cielo, a su propio cielo. Puso la mano en el hombro de la joven y mirándola a los ojos trato de trasmitirle un poco de tranquilidad, podía sentir el aura de angustia a su alrededor. – ¿Sabes lo que hay allí adentro y porque te quiere?  - Preguntó para luego,  arrastrarla con cuidado fuera de la fila, ambos habían llamado la atención de todos y era mejor que no se involucraran más personas de las necesarias, si Castiel conocía a los demonios como lo hacía, podrían utilizar a cualquiera de las personas circundantes como modo de defensa, escape o incluso chantaje.

Llevo a la niña a un lado de todos, al límite del parque, sabía que necesitaban actuar rápido, pero más aún necesitaba estar totalmente al tanto de lo que la pequeña alma en pena  quería del lugar. – Quédate alado mío, yo te ayudare a llegar al cielo. –La miro interrogante esperando que contestara simplemente con un asentimiento o un monosílabo, y enderezándose sin importarle que su gabardina haya quedado más hacia un lado gracias al tirón de la tela, se dirigió hacia la casa directamente, asegurándose de que la pequeña lo siguiera, sabía que debía estar asustada, pero era un pequeño paso que debía superar para llegar a donde pertenecía. La fila había disminuido un poco desde la última vez que había pasado, quizás aquello coincidía con que la tarde iba corriendo al igual que el sol que solo duraría encima un par de horas más antes de caer. –No hay mucho tiempo.- Comento más para el que para alguien más, mirando de reojo la cima de la montaña rusa aun con la esperanza de ver a su padre en la cúspide como lo había dicho aquel mortal.  Volvió la vista hacia donde estaba el primer guardia que se había topado, dándose cuenta que ahora era otra persona la que estaba al frente de la atracción. Un hombre delgado y estilizado con una galera negra que parecía resplandecer de brillantina celeste que combinaba con el resto de su atuendo llamativo al mejor estilo cirquero.

Ignorándolo trato de pasar por un lado obviando también a las tres o cuatro personas que estaban esperando para entrar. –Lo siento, pero deberán hacer la fila, ustedes dos.- Dijo resaltando las “s” en cada palabra. –Necesitamos pasar rápido.- Su voz sonaba un poco más seria y firme que lo que se había visto anteriormente, no había tiempo para hacer una fila tan tribal cuando de un alma humana se trataba, tan bella y pura, como inocente es en sus comienzos, merecía ser salvada. Además… el tiempo pasaba, y la montaña lo esperaba. –Lo siento señor, pero así son las reglas.- Respondió firmemente cruzando sus larguiruchos brazos. Cass no veía opción, él nunca había sido dado para no llamar la atención mucho más cuando en la tierra se tratara, levanto la mano para poner dos dedos en su cabeza y murmuro “Duerme” a lo que el hombre cayo, no sin no ser soliviada la caída por el mismo ángel. Saco de su bolsillo los dos papeles naranjas, y los dejo en su mano, cerrándola, pese a todo, lo justo era justo, si quebraba una normal, al menos no quería ser culpable de dos cosas.  Castiel hecho un vistazo hacia atrás, levantándose, toda la gente empezaba a alejarse alarmada, quizás así era mejor, antes de entrar dijo:

-Les recomiendo que se marchen, están en peligro. – más a modo de tratar de prevenir algún otro daño, estaba ahí para proteger y no debía permitir que otros se involucraran con ese tipo de actividades peligrosas, pero claro, fuera de la mente de él, todo sonaba diferente, y lo que era una simple prevención a los oídos de los ajenos al mundo sobrenatural, parecía una amenaza de alguien que son solo un toque había hecho caer al guardia de turno como si de una mosca en la pared se tratara. La gente se alejó corriendo dejando un gran espacio vacío alrededor de la entrada a la casa. Dedico una mirada a la joven y con el mentón índico que era el momento de entrar, abrió bien los ojos y asegurándose de no perder de vista a la chica entraron a aquel lugar que más que carecer de luz estaba, totalmente en penumbras.
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Mensaje  Ilona Draculea Dom Ene 04, 2015 11:17 pm

Él irradiaba un aura tan calma y espléndida que la dejaba sin aliento y en una serenidad que la mantenía alejada del miedo que con anterioridad había sentido. La niña nunca se había topado con un ángel, ni siquiera cuando estaba con vida; escuchaba como su madre hablaba incasablemente acerca de aquellos seres que eran los protectores de los niños ¿Qué había hecho enojar a su ángel para que la abandonara de esa manera? Luego se lo preguntaría al ángel que ahora la ayudaría de escapar de la garras de aquel demonio que estaba ansioso de llevarse un alma como la suya que estaba siendo vil y merecía el infierno. No estaba bien visto que un fantasma se adueñara del cuerpo de un humano, porque eso significaba que si se quedaba mucho tiempo rondando sobre la tierra, se convertiría en los fantasmas vengadores, de esos que lograban hacerse ver por los humanos y que les haría daño para lastimarlos de tal forma que muchos morían. La pequeña si bien no entendía muy bien los conceptos, no quería convertirse en eso que había visto a mucho de los fantasmas que vagaban por la tierra con el único fin de que alguien les diera su última voluntad ¿Qué la retenía a ella? No lo sabía, su pérdida de memoria era tal que su único recuerdo era su nombre –Emily- Murmuró mientras contenía las lágrimas que estaban a punto de aflorar de sus ojos.

El ángel llevaba una voz inanimada, como si aún le costará mimetizarse con los humanos, sin embargo emitía una luz y una tranquilidad que le daba ciertas esperanzas de que podría llegar al cielo –Si, un demonio que quiere almas que rondan la tierra- Fue toda la contestación que se desprendió de los labios de la joven, mientras asía su vestido y lo estrujaba de tal forma que quedaría más que nada arrugado –He visto cómo se ha llevado fantasmas- Permaneció callada mientras dirigía la mirada hacia la casa del terror, allí donde una fila de humanos estaban deseoso de entrar y verse envueltos por el miedo. La pequeña no le veía la diversión, el miedo era uno de los sentimientos humanos que no había extrañado, sin embargo ese recuerdo que tenía cuando era humana, estaba presente ahora como fantasma. La gente no les quitaba la mirada de encima, debían de parecer una pareja bastante extraña, una chica adulta que hablaba con acento extraño y parecía una criatura y un hombre con una gabardina que estaba absorto en una montaña rusa y que además parecía tan infrecuente entre la multitud. Sin embargo la pequeña estaba segura de que luego que las personas se subieran a aquel juguete enorme, se olvidarían por completo de la extraña pareja.

Las palabras del ángel en cuestión, le dieron cierta paz, él la ayudaría a entrar en el cielo ¿Eso podría ser posible? -¿Puedes hacerme entrar al cielo?- Pregunto la pequeña abriendo de par en par los ojos pardos de Ilona y permitiéndose un sentimiento de esperanza que hasta el momento no había tenido. Cuando su alma se desprendió del cuerpo ya sin vida, la niña vagó por la tierra, siempre persiguiendo a su madre, quería que la escuchará, que la mirase como solía hacerlo y que le susurrara que en algún momento vendría un ser alado y la llevaría hacia el cielo que su mamá solía mencionar en sus rezos ¿Por qué Dios había sido tan malvado con ella? Era la pregunta que se repetía y trataba de que alguien le diera una buena explicación y allí estaba el ángel que quizá hiciera realidad sus ilusiones. Negó rápidamente con la cabeza –No, no quiero entrar allí. Nos estará esperando y nada bueno sucederá si nos metemos allí- Sentía angustia, otro recuerdo de su humanidad y su vulnerabilidad como niña. Simplemente sus palabras quedaron junto con el viento, porque el ángel caminó en dirección a la casa del miedo, un sitio que iba correctamente con el nombre en cuestión.
La pequeña se movía con pasos cortos detrás del ángel, hasta que el guardia los detuvo, pidiendo que formaran la fila como el resto y que además tendrían que tener las entradas que eran las llaves para entrar a aquel sitio donde dominaba el miedo -¿Qué haremos?- Murmuró por lo bajo, mientras colocaba cara de angustia y meneaba la cabeza en busca de alguna solución. Si ella salía del cuerpo de la chica, la rumana tomaría nuevamente el control y ella no podría entrar. Como fantasma le sería sencillo entrar a aquel sitio y encontrar la forma de que el ángel también pudiera entrar y ayudarla a hacer desaparecer a aquel demonio. Sin embargo, él fue mucho más rápido y sin perder demasiado tiempo, logró que el guardia cierre los ojos y se durmiera. La gente que se encontraba alrededor comenzó a correr alarmada por tal acto. La pequeña quedó sorprendida ante el acto del ángel –Creo que no era necesario- Una mujer gritaba desaforadamente cerca de ellos y se alejaba tan rápido como sus piernas obesas le permitían –En cualquier momento vendrá la policía- Las personas no estaban acostumbrada a cosas tan extrañas como aquellas, no tenían más tiempo que perder –Vamos- Repentinamente ya no sentía miedo y podía entrar a la casita del miedo sin temor alguno.

El sitio se encontraba lleno de penumbras y en cada paso que daban se podía escuchar objetos metálicos que se movían detrás de las paredes, eso debían de ser los dispositivos que lograban mover los objetos que asustaban a las personas. Un paso más y apareció de la nada una bruja con risa maquiavélica. La pequeña se sobresaltó y sujetó con más fuerza la parte de atrás de la gabardina del hombre –Creo que está cruzando aquella habitación- Señaló la puerta que daba a otro sitio lleno de cosas escalofriantes. Se desprendió de la ropa del ángel y caminó hacia aquel sitio sin temer a nada, estaba valiente y nadie le robaría lo que le quedaba de bravura.
La habitación estaba llena de penumbras, únicamente una luz violeta iluminaba un espejo de un payaso con una sonrisa perversa y unos objetos que desde su lugar no se veía muy bien. De pronto una figura se hizo presente, que al principio era una mancha negra y luego comenzó a formarse como un humano el recuerdo de uno.
-Parece una reunión familiar- Acotó el demonio dibujando una leve sonrisa en aquel rostro nebuloso –Yecum ¿Cómo has estado? Y has traído un ángel contigo. No has perdido tus encantos ¿Cómo lo has hecho?- Pregunto cruzándose de brazos y recostándose sobre el espejo.

Ilona salió del escondite y paso al ángel, la voz de niña que había puesto al principio había cambiado por la de una mujer adulta y segura de sí misma –Vivir en el cuerpo de una pequeña que luego fue asesinada por uno de los devotos de Azazel no fue nada divertido, me quedé sin envase hasta que encontré a esta médium que me ayudo a toparme con…- Se giró un poco para que su rostro diera de lleno a la luz violeta, luciendo una peculiar sonrisa que no coincidía con el rostro de la rumana -…un ángel ¿Te lo puedes creer? Un demonio que puede atraer ángeles a la misma muerte ¿Te gusto mi mentirita?- Pregunto colocando una cara de inocencia que no iba con sus palabras. Eran dos demonios contra un ángel ¿Quién podría salir victorioso en todo eso?
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Mensaje  Castiel Sáb Ene 10, 2015 2:44 am

Tan pronto como termino de dejar al hombre en el suelo se adentro junto a la joven médium hacia el interior de aquella recóndita “Casa del terror”. Todo estaba silencioso, quizás demasiado, pero era el simple aura de aquel lugar lo que pondría nervioso a cualquier mortal y desconcertarba totalmente a un ser celestial como Castiel; colores violetas, verdes y negros se fundían dejando sombras de dudosa procedencia mientras avanzaba apenas siendo guiado por la chica. El ruido de mecanismos funcionando, poleas y engranes metálicos era más que obvio y algo estridente “De seguro aquello es lo que utilizan para darle movilidad a los objetos” pensó mientras caminaba con el seño fruncido, tanta intriga sentida por aquel lugar antes de entrar, y ahora que se encontraba dentro y en aquella circunstancia, se dió cuenta que no era más que solo un mero artefacto sobre-elaborado para causar en los humanos un disfrute masoquista del “terror” altamente fingido y consiente que trae entrar en ese lugar y además pagar por ser asustados, era, innecesaria pérdida de tiempo sin ningún resultado real… totalmente inentendible, por lo menos para él. Concentrado mas en lo que  concordaba con la idea de diversión de Castiel.

En el momento en el que esa bruja “de mentira” salto sobre ellos, quizás porque habían pisado o activado algo, no pudo evitar frenarse en seco y apretar los labios preparando cualquier reflejo para defender o atacar, pero al ver que se trataba no más que de un muñeco observo a la joven adherida a su manga y soltó el aire con suavidad para seguir con el camino que tenían en frente.

Al final del pasillo la cosa se dividía en tres puertas, una central y dos a los costados, una de ellas camufladas como si seria de servicio técnico mas que parte de la atracción, omitiendo aquello la joven hablo indicándole el lugar, y casi siendo arrastrado la siguió, preparándose para lo que sea que halla del otro lado, puso su mano dentro de su bolsillo interno disimuladamente tocando el mango de su cuchillo de ángel y espero hasta que las puertas se abrieran de par en par. La energía demoniaca estaba concentrada y estaba seguro que entraba en el lugar correcto.
-Parece una reunión familiar-” Se escucho en cuanto ambos pasaron.  Un humo negro se formo dando paso a una figura etérea, un demonio cuyos rasgos y sonrisa altamente sarcástica eran iluminados por una luz violeta que hacía parecer como si fueran puestas adrede para resaltar su cinismo. Castiel apretó el mango con fuerza mirando fijamente aquella figura que se materializaba, pero eso no le sorprendió, sino…  lo que había oído después, el demonio trataba por el nombre a su pequeña acompañante y esta sin la mayor duda respondió como si nada hubiese pasado, apartándose de su lado y volviéndose  un estado totalmente opuesto al que había sentido, su aura había cambiado totalmente, ”¿Pero cómo?” se pregunto para sus adentros, no podía creer que había sido engañado por un demonio para caer en lo que ellos mismos habían pronunciado  “Una trampa mortal”.

Mas que traicionado y herido porque sus intenciones buenas habían dado una vuelta inesperada se mantuvo en silencio por unos minutos, no les daría el gusto a los demonios de quejarse, ni tampoco salía de él hacerlo en esas situaciones. No atacaría tampoco, o por lo menos no ahora, no estaba en su naturaleza atacar sin ser atacado. Muy fácil seria con un parpadeo desaparecer de la vista de los demonios hacia un lugar seguro, pero no, algo se lo impedía, y ese algo era la humana que el demonio estaba poseyendo en ese momento, la joven médium, no podía dejarla sola a la deriva y merced de los demonios que lo habían atrapado, simplemente decidió actuar en clama, pues sabía que la naturaleza impaciente de los demonios los haría atacar primero  y eso le daría una ventaja en un enfrentamiento, que de principios, al ser dos contra uno, estaría perdido, pero claro, Cass era un ángel, y no sería tan fácil. –Ángeles…- Soltó meditando las palabras del demonio que lo había embaucado. – ¿Has traído más ángeles aquí?- Preguntó mirando sus rostros intercaladamente,  más que su propia seguridad le preocupaba la de los demás que podrían haber caído en manos de aquellos demonios y… mucho peor… ¿Con que motivo estaban dentro de aquella atracción humana?¿Que planeaban hacer?¿Los humanos que había visto entrar también habrían caído? Muchas y millones de preguntas pasaban por su cabeza en un mismo instante, no sabía cómo disiparlas,  pero bien sabia es que muchos habrían caído en sus manos, y muchos más podrían hacerlo si él no tomaba cartas en el asunto, pero debía ser cuidadoso, cualquier movimiento en falso podría poner en riesgo la vida de la médium.

-¿Qué están buscando?- Preguntó con voz rasposa y baja, a la defensiva, caminando unos pasos hacia un costado, un tanto más alejado de la puerta por la que entro para estar apenas más cerca en dirección a la médium, que al demonio que había ordenado traerlo hacia esa trampa. Era cuestión de ganar tiempo hasta que el posicionamiento le dé para realizar una estrategia, quizás provocarlos para que ataquen, sabiendo que se movería primero hacia él la joven ya que parecía estar al servicio de aquel otro demonio, eso le daría más chance de exorcizarla en cuanto pudiera, y ya con aquello en mano, poder marcharse. -¿Hacen esto con las personas que entran?- Era una pregunta sin sentido, mas buscando soltar la fácil labia de los demonios que para entablar una conversación seria. Sus pecados los superaba, y eran por ellos mismos que resultaban tan débiles, un ángel sabría aprovecharse de aquello fácilmente, y uno contra uno la victoria es segura, ahora, dos contra uno y para colmo una “Reen” la situación había cambiado totalmente, pisar sobre seguro era lo necesario.

Las luces lilas destellaban en los brillos de la cabeza de payaso gigante en una de las paredes reflejando hacia los ojos azules del recipiente del ángel, los cuales no dejaban de mirar con cautela a aquellos dos. –Deberían irse por las buenas, les doy la oportunidad de marcharse y dejar a la humana tranquila- Pronuncio mientras notaba al cuerpo poseído de la médium caminar por su alrededor, cada vez más cerca de él, “Un poco mas…” solo un poco y sería suficiente para hacer su movimiento.
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001- Un parque de "Diversiones" -Ilona Draculea- Empty Re: 001- Un parque de "Diversiones" -Ilona Draculea-

Mensaje  Ilona Draculea Dom Ene 11, 2015 11:57 pm

Ilona estaba siendo manipulada por un demonio que antaño era la única que podía atrapar ángeles. Invocando a sus encantos, los encerraba y los torturaba. Había podido escapar gracias a los demonios poderosos que lograron romper las cadenas que la tenían amarrada en una cárcel improvisada por los ángeles que hartos de la muerte de sus hermanos, atraparon a Yecum. Una media sonrisa, casi escalofriante apareció en los labios perlados de la chica rubia ante la pregunta del ángel con los ojitos tristes –Por supuesto, hemos traído a muchos ángeles, aquellos que han caído aquí por una razón, quizá la misma que te ha arrastrado a ti- Caminó unos pasos más para verse reflejada en el enorme espejo-payaso. Notó que el envase que había obtenido, era bonita. Con el cabello largo y rubio. Llevaba un atuendo un tanto extraño que luego cambiaría, debido a que había decidido que una vez que acabará con aquel ser alado, se quedaría con el envase, ya no tenía motivos para esconderse más, sabía que sus hermanos los demonios la estaban necesitando y más que le habían llegado a sus oídos que muchos ángeles caían a la tierra por un propósito. Entornó los ojos pardos y los dirigió al ángel que estaba parado a unos cuantos pasos lejos de ella –Quizá podríamos amarrarlo y sacarle algo de información. No lo he hecho hace mucho tiempo, pero estoy segura de que no me he oxidado- Además de su pequeña carcajada, su cómplice también sonrió ante su comentario. Se llevó un poco de cabello detrás de la oreja, mientras le sostenía la mirada al ángel, no le era conveniente sacarle la vista, porque conocía a los seres como aquel que en un abrir y cerrar de ojos podía desaparecer y con ellos recolectar algo de información al respecto –No hemos tenido la oportunidad de entrevistar a tus hermanos. Al estar tan emocionados por tener tan linda compañía, sus vidas se apagaban rápidamente- Los tenían que matar rápidamente. Ambos estaban seguros de que los ángeles encontraban la manera de llamar a sus hermanos para que los rescataran.

Yecum frunció apenas el ceño, había algo realmente extraño, ella estaba al tanto de que los ángeles se estaban moviendo en parejas y aquel simplemente se encontraba solo. No había sentido la presencia de ningún otro ángel más que el que tenía frente a ella –Dime algo, ¿Por qué has venido solo?- Antes de matarlo, al demonio le gustaba forjar un tipo de vínculo que luego se evaporaba cuando tenía que asesinarlos. Escuchó pacientemente la pregunta del ángel y cruzo los brazos sobre su pecho –Lo que todos buscamos alguna vez- Respondió rápidamente, para luego dedicarle una sonrisa encantadora, mostrando la perlada dentadura del envase que había conseguido sin mucho esfuerzo. Para Yecum los humanos eran simples cascaras que los demonios podían tomar sin pedir permiso y de los cuales era sencillo desprenderse, aunque existían ciertos hermanos que se encariñaban tanto con sus envases que les costaba, luego de un tiempo, abandonarlos –Creo que tendría que explayarme un poco más, te lo mereces- Lanzó una mirada fugaz a su compañero que tenía atrás vigilándole la espalda. En los planes de Yecum, su camarada también sucumbiría, ya no le era necesario –Estamos buscando respuestas a muchas de las incógnitas que están sucediendo. Pero lo más importante es dar con un personaje muy importante que podrá vengarse de un padre que lo echo de su hogar por revelarse ante la idea de protección a seres tan despreciables como los humanos- La demonio quería dar con la cárcel de Lucifer, si a ella la habían encerrado, estaba seguro de que le habrían hecho lo mismo a aquel ángel que tras enfrentarse con su padre y con sus hermanos, lo habían encerrado para que no despertara jamás. Quería que los demonios que se encontraban de la parte de la Orden de Melkor, pudieran ganarle la guerra a Azazel, quién consideraba que al tener a los civiles especiales, podía sacarles la victoria.

Yecum estaba alerta ante cualquier acto precipitado del ángel. Hurgo entre sus ropas para encontrar en ellas un arma que era la única que podía acabar con seres celestiales como lo era aquel hombre –Ahora dime ¿Qué los trae a la tierra? Se ha filtrado entre los demonios que el cielo es un desastre pero ¿Es para tanto que ahora todos quieren escapar?-
La pregunta del ángel la descolocó un poco, pero no vio ningún tipo de razón para no contestarla –No, los humanos no son de suma importancia- Se encogió de hombros, para ella eran simples marionetas que era sencillo manejar. Sabía que en cuanto la Orden y Lucifer se alzarán todo cambiaría para la humanidad que sería arrasada por los demonios, quienes controlarían absolutamente todo. Parpadeó y aun con el cuchillo en la mano se acercó lentamente al ángel, conservando una distancia prudente, los conocía, sabía que aquellos seres eran demasiado poderosos y que se movían bajo impulsos.
-¿Qué te hace pensar que nos iremos? Nunca hemos recibido órdenes de nadie que lleve alas- Se aferró aún más a la daga para asesinar ángeles y lo levantó, rompiendo la distancia que alguna vez había existido entre ellos dos, apoyando la punta sobre el pecho del ángel -¿Quieres decir algunas palabras antes de morir?- Pregunto dedicándole una sonrisa que hasta parecía inocente.
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